Apegos, desprendimientos y soledad sustentable


Apegos, desprendimientos  y soledad sustentable
Mario H. Romano, Doctor en Psicología

Apegos
El apego es natural del proceso vital humano. El bebé se adhiere a la madre continuando el ritmo biológicoafectivo que posibilitó su vida. John Bowlby (1907/1990) (1) puntualizó la importancia de la relación afectiva, cercana y continua con la madre. Cuando percibe una separación, o desinterés o malestar continuo de la figura materna sienten  amenazada su seguridad, bienestar y estima de sí mismos.  En cambio la proximidad, contacto y calidad de atención representa su refugio y protección.
Cuando un niño confía en que ésta cercanía está garantizada y es nutriente su tendencia es sentirse tranquilo y confiado. Si es a la inversa puede vivenciar desamparo, intranquilidad, desasosiego, miedos.
Freud atribuye como prototipo de la angustia a la fantasía amenazante original e inconsciente de la separación y pérdida de la madre (2). Luego, a medida que el infante crece el tercero incluido en la relación triangular favorece el proceso de desapego. Como lo hemos señalado en otra oportunidad: “La figura paterna -repitamos cuando asume protagonismo- mediatiza entre la madre y el niño o la niña y permite resolver apegos prolongados. Además contribuye a fortalecer la confianza en sí mismos, tolerancia y habilidad para resolver obstáculos, desarrollo de vínculos y habilidades para proyectarse en la vida.” (3)
No obstante cabe señalar que la vigencia de apego continua vigente a lo largo de la vida adulta. Proximidad, protección, contención, amparo llegan a proyectarse masivamente en instituciones físicas o simbólicas –ocupación, trabajo, estudio, pareja, familia, amistad, creencias, ideologías, etc.- y su amenaza de desprendimiento y pérdida moviliza fantasías de angustia y desamparo. Y nos desafían al sentido de soledad muchas veces resistido, evitado, negado.
Desprendimientos y pérdidas
Desde la relación primaria madre/hijo nuestro ciclo evolutivo niñez, infancia, pubertad, adolescencia, juventud, juventud adulta, adultez joven, adultez mayor….nos desafían en cada período a desprendernos de-para acceder a. Desprendimientos que vivenciamos de modo inevitable durante toda nuestra existencia. 
Hogar, jardín de infantes, escuela primaria, secundaria, terciaria, universitaria, alejamientos del lugar de origen, mudanzas, cambios laborales, etc. reflejan en diferentes grados sucesivos desprendimientos necesarios e inevitables en el proceso de vivir. Las separaciones amorosas transitan intervalos ansiógenos y angustiantes que las preceden, para luego generar cambios que una de las partes o ambas desean.
Un carácter más agudo revisten las pérdidas dolorosas impredecibles y no deseadas porque no remiten a situaciones de cambio sino al desprendimiento impuesto por pérdida de un ser querido, cierre de una fuente de trabajo, destrucción por catástrofes de fenómenos naturales. Aquí el duelo exige aceptar un irremediable vacío, como de “un nada hacia adelante”. Hasta elaborar un nuevo camino.
No obstante separaciones, desapegos, desprendimientos y pérdidas remiten en sus diferentes grados y matices, al sentido de soledad.
Soledad resistida o sustentable?
El sentido de soledad nos obliga a conectarnos con nuestro mundo interno. Pensamientos, sensaciones, sentimientos, deseos, sueños…solo cada persona como única y singular tiene acceso a ésta interioridad.  Es el desafío a transitar, por ejemplo, cuando se consulta a un profesional de la disciplina para intentar entenderse mejor con uno mismo.
Soledad es una vivencia personal y dinámica, aceptada o resistida de acuerdo a situaciones y momentos de nuestras vidas. Las separaciones o pérdidas -conciencia de la distancia que se genera con personas o situaciones a las que estábamos entrañablemente ligados- nos obligan a transitar ésta experiencia personal. Equívocos, malestares internos por contradicciones internas no resueltas, angustias, desiluciones, etc.  provocan de igual modo este sentido de soledad.
Es oportuno aclarar que ahora no tratamos otras soledades como las que necesitamos para crear, elaborar una respuesta o decidir un emprendimiento.
Soledad asumida se sustenta en el proceso abierto de conocernos y aceptarnos, convivir con nosotros mismos, nuestros aciertos y límites,  aprender a querernos. Escucharnos, sentirnos. Autotolerancia en el proceso de vivir que nos facilita con-vivir con los demás, diferentes a nosotros, desafiando nuestro narcisismo, compartir la originalidad de cada persona.
En cambio soledad resistida y evitada se traduce en el vacío interno de respuestas inconclusas ante desprendimientos y pérdidas no resueltas. Incertidumbre, desasosiego, angustia, malestar que se anestesia en el consumo de sustancias, bienes, actividades, adicciones. O soledad narcisista basada en la desconfianza y hostilidad que promueve el repliegue en el aislamiento solitario ajeno a lo que ocurre en el mundo como bien señala Quinodoz (4).
Llamamos autoconocimiento al proceso de resolver el autoengaño. Discernir y hacer conscientes pensamientos, imaginaciones, sugestiones, etc. de vivencias impregnadas inconscientemente. Incluye también elaborar pérdidas y desprendimientos para crecer como sujetos protagonistas de nuestra vida. A quién vamos a hacer responsables de nosotros mismos más allá de lo que en su origen hemos recibido?
(1)   Bowlby, John (1907-1990), psicoanalista inglés, especialista en psiquiatría infantil.
(2)   Freud, Sigmund: “Inhibición, síntoma y angustia”, 1926, Obras Completas, Tomo III
(3)   Romano, Mario: “Qué se espera de un Padre?”, Semanario Presente, viernes 10 de marzo de 2017.
(4)   Quinodoz, Jean Michel: “La Soledad Domesticada”, Amorrortu Editores, Bs.As., 1993.

Comentarios

  1. Este artículo me resultó especialmente nutritivo!!. "Llamamos autoconocimiento al proceso de resolver el autoengaño". ..."desprendimientos para crecer como sujetos protagonistas de nuestra vida." Uh!! Cuánto para seguir reflexionando...

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  2. Autoconocimiento es un proceso que dura toda la vida. Y resolver autoengañarnos es en parte concientizar nuestras fantasías, entender los sueños, identificar nuestras "máquinas imaginarias" para comprendermos mejor, separar "el agua del aceite", descubrir el motivo de nuestros malestares......proceso personal.....darnos cuenta qué generamos, no sólo los demás, si no nosotros mismos para vivir lo que vivimos.....camino exploratorio interesante porque a medida que despejamos de "malezas" el camino resolvemos mejor....y gracias por tu participación!

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