Convivir
Con-vivir: vivir con
Dr Mario H Romano, Psicólogo
Alejandro espera que ella se ubique en el lugar que él desea.
Pero ella no responde de igual modo que su mamá. Espera en su imagen idealizada
un amor incondicional como su mamá fue capaz de dárselo. Pero a su vez Josefina no encuentra en
Alejandro la figura protectora y de contención que ella esperaba antes de
convivir con él. Su padre las había abandonado
cuando ella tenía cinco años, y deseaba compensar su falta en una pareja
y revivía cada respuesta no afirmativa de Alejandro como un abandono.
Muchas veces es difícil ubicarse en el lugar del otro. Llegar
a comprender qué le sucede. Y aún más cuando encerrados en nuestro propio grado
de narcisismo del que nos cuesta “salir” priorizamos solamente nuestras
necesidades. Y convivir es nada más
y nada menos que vivir con alguien
diferente. Acaso todos no lo somos?. De ahí que todo vínculo se nutre en el común denominador satisfactorio para ambos y
se sostiene en la tolerancia de la falta del otro. También en tolerar las
propias carencias. Desafío siempre
vigente y abierto en reconocer, aceptar y respetar al otro en su singularidad, sus gustos, preferencias y
límites.
En general las personas
muy centradas en sí mismas, individualistas, con marcados grados de narcisismo primario no resuelto dificultan
el proceso de compartir intimidades prolongadas.
Reconocer y aceptar las propias faltas ayuda a compartir las
carencias del otro siempre y cuando haya
correspondencia. El encuentro vivencial y conversado facilita el proceso de
entendimiento entre y para ambos. Un
vínculo es producto o resultado del protagonismo de dos personas, no de una
sola.
Y que desgastante es convivir con un narcisista! Insistir en la búsqueda de comunes denominadores cuando la vida se fracciona. Lo importante es nutrirse aceptando puntos de vistas y miradas propias: tanto las propias como la de los otros. Muchas gracias Mario!. Me ayudan mucho tus escritos.
ResponderBorrarExcelente texto Mario, claro, preciso y cierto!
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