CUARENTENA Y HUMORES ALTERADOS (Parte IV)


CUARENTENA Y HUMORES ALTERADOS  (Parte IV)
Rutina de encierro, limitación o pérdida laboral, restricción económica, consumo de ahorros,   incertidumbre sobre el futuro inmediato, libertad restringida, necesidades postergadas. Desde una visión integral biopsicosocial: intranquilidad, desaliento, angustia, tensión, ansiedad, tristeza, desgano o depresión, no son respuestas que se observan  como parte del aislamiento obligatorio y preventivo prolongado?. La pandemia por el escenario que genera  intensifica conflictos, o alimenta fortalezas, o desnuda fragilidades según el mundo interno y situación de cada persona.
Pablo padece su trabajo en una empresa y “hace síntoma” con alteraciones gastrointestinales reincidentes. En febrero obtiene un traslado más ventajoso para él pero dada la cuarentena quedó en espera. Su incertidumbre y malestar también. Margarita requiere un estudio clínico al que se venía resistiendo por temores encapsulados en sus fantasías.  Ahora  se decidió pero no logra turno disponible inmediato y acentúa su insomnio, su ansiedad. Elvira vive sola y le cuesta tolerar la ausencia de contacto  corporal con sus nietos, se intranquiliza, llora en silencio. Sergio no puede sostener la cadena de pagos por falta de ingresos y aún espera reabrir su local  pero el tiempo pasa. Se altera, padece insomnio, desanimo,   agresión reactiva, depresión.
Cada persona y cada hogar “es un mundo”. Aún así cabe la pregunta:  qué se puede hacer para reducir el malestar ante ésta situación?
No hay receta universal. Sin embargo algunos indicadores pueden orientar. Hablar, expresar, conversar, dialogar permite liberar afectos, aliviar tensiones, oxigenar. Buscar respuestas, opciones, la vida no tiene una sola dirección. Flexibilizar, aflojar puntos rígidos y repeticiones históricas que ahogan.   Desde el presente con los “pies sobre la tierra”  ver el horizonte.  Lo que hoy decida y haga influirá sobre  cómo me encontraré mañana. Pensar, razonar, reflexionar permite descubrir(me), concientizar lo que vivo. Elucubrar, “darse(me) manija” fomenta en cambio autosugestiones paralizantes. Y si se considera viable buscar ayuda profesional.

Comentarios

  1. "No hay receta universal" Claro, coincido. El arte está en descubrir como podemos expresar y liberar (nos). Decir lo que sentimos y pensamos. Buscar quien nos escucha.
    Gracias Mario! comparto tus publicaciones.

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    Respuestas
    1. Vivimos y procesamos lo que vivimos ....y expresarnos nos permite objetivar, darnos cuenta mejor de lo que nos va sucediendo....

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  2. Muy bueno mario, mi cuarentana no existio, el trabajo se duplicó en salud sin embargo la ansiedad para resolver la situaciones se manifiesta constantemente

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